El día a día con una persona mayor

Después de haber pasado dos meses en mi país, vuelvo a plantearme que hacer de mi vida. Después de la experiencia agotadora que fue estar al cuidado de las personas mayores, me planteo realizar las oposiciones como docente en mi especialidad, ya que había terminado el CAP (Capacitación aptitud pedagógica). Esto lo tomo con mucho entusiasmo, y a la vez compagino con el cuidado de una abuela, la única que se quedo después de terminar con mi residencia de ancianos familiar.

Toda esta ilusión de prepararme era pasajera, debido a que había que mantener a una familia, y eso requiere muchos gastos. Razón por la cual dejo este proyecto de las oposiciones. Además, gracias a Dios  habíamos adquirido una vivienda y necesitábamos cubrir las mensualidades que acarreaba.

Es el año de 1998, después de cerrar mi negocio, me propongo plantearme buscar trabajo. Pero siempre compaginando con el cuidado y atención de mis hijos, y de una abuela, que la llevamos a vivir al piso que compramos. Esta abuela estaba sola, únicamente tenía a una sobrina que se encontraba muy delicada.

Nos tuvimos que adaptar a un piso pequeño, mi familia y la abuela, que prácticamente era parte de mi familia. Era como si la hubiésemos adoptado como la abuela de la familia.

Ella, por aquella fecha, tenía 98 años. Recuerdo que cuando salíamos a pasear con mis hijos, a comprar, al parque ella iba con nosotros. La abuela era ex-funcionaria del banco y de padres que habían inmigrado a Cuba. Fue una adaptación mutua, nos adaptamos a ella y ella a nosotros. Mis hijos, prácticamente, la conocieron siendo muy pequeños. Pasábamos horas escuchándola de sus padres, de cómo fueron a Cuba y de la guerra. De esta abuela, en concreto, me acuerdo mucho porque siempre me daba ánimos y valor para seguir luchando. Vivió hasta los 100 años, lucida y en sus cabales. Se enorgullecía de que iba con el siglo.

Las personas mayores lo único que quieren es un poco de cariño y un poco de atención para oír las anecdotas sobre sus pasados. Aunque las repiten muchas veces, pero así se sienten felices.

 

La edad les da conocimientos que quieren compartir con el resto.

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